Rodearse de gente que acompañe y no solo que dicte el camino

«Una guitarra es como un viejo amigo que está conmigo». 

B. B. King

Una de tantas cosas aprendidas de la música fue la de rodearme de gente que acompañe y no solo que dicte el camino. Con esto me refiero a que la música te permite rodearte de gente que está dispuesta a hacer música contigo, y no solo a decirte cómo se hace la música o cómo debes tocarla. Algo muy similar a rodearse de gente que solo te dice lo que debes o no debes hacer. 

Me desempeñé como guitarrista acompañante de cantantes amateurs y profesionales. Una labor que consideraba relativamente fácil: aprenderse las canciones, practicarlas y hacerlo lo mejor posible durante la presentación. Sin embargo, no fue tan sencillo como suena. Sólo me preocupaba por hacerlo bien yo. Mientras tocaba, me concentraba en que sonara bien lo que yo tocaba, pero descuidaba la conexión que debía tener con quien cantaba. Estaba pendiente de «qué diría el público de mi cuando se terminara el concierto«, por ejemplo. 

¿Qué significa acompañar?

Un día –durante un ensayo– recibí un reclamo de la persona a quien yo acompañaba: «Ricardo, vas muy rápido. No corras. No estás escuchando. Estás ensimismado en tu guitarra. Esto lo hacemos entre los dos. Tu labor es acompañar, no tocar por tu lado. Mientras sigas mirando solo a tu guitarra pensando en lo bien que debe sonar, te aceleras y perdemos conexión. Tu labor es garantizar que yo lo pueda hacer bien«.

Cuando escuché eso, caí en cuenta de la responsabilidad que tenía como guitarrista acompañante: hacer brillar a quien estaba al frente de mi, cantando. Transmitirle la confianza suficiente para que las cosas salieran bien. Entonces, no era solo estar preparado técnicamente, sino estar atento a las circunstancias. Entendí que la postura del guitarrista acompañante no era «Yo lo hago muy bien y mira a ver qué haces«, sino «estoy aquí para ti«. Entre otras cosas, todo un estilo de liderazgo. 

Desde que asumí esa postura,  aprendí que quien acompaña debe entender muy bien lo siguiente:

• Estar  abierto a la escucha, sin juzgar, más bien apoyando. 
• La música (contenido) se hace entre todos. 
• Si bien hay momentos protagónicos, el protagonismo no lo tiene uno. 
• Siempre, pase lo que pase, hay que respaldar a quien lleva la voz cantante. 
• Tocar de tal manera que quien canta sienta la seguridad de que las cosas van a salir como se necesitan. No hay mucha oportunidad de hacer contacto visual porque casi siempre uno está detrás. 
• Estar pendiente de qué es lo que se necesita de mí (mirar así no me estén mirando), para actuar de inmediato en consecuencia. 
• Ser muy intuitivo
• Si hay que corregir, se corrige, pero pensando en que a todos nos vaya bien. 
• Un guitarrista acompañante no pone en evidencia ni deja en aprietos a quien acompaña.

Y en el deambular por la vida –tanto en lo profesional como en lo personal– he experimentado el poder que tiene no solo  ser ese guitarrista que acompaña, sino, además, rodearse de gente que también lo haga, más allá  de gente que solo dicta el camino. Las conversaciones son más fluidas, y el contenido más sustancioso.

Ricardo Gómez Garzón